Para Pablo Sáinz-Villegas, la guitarra ha sido el espejo más transparente en el que se ha visto. Ayer, en un concierto íntimo, nos permitió ver a través de su reflejo para conectar con la belleza de las emociones más puras.
Puente
Pablo Sáinz-Villegas se entrega a la música sin escatimar esfuerzos. La guitarra es una extensión de sus brazos, de su cuerpo, de sus emociones, de su alma. Con ella tiende puentes hacia la esperanza.
Nos encontramos en su interpretación para descubrir que en la verdadera música no hay espacio para el egoísmo.
Encuentro
Escuchas una melodía y te desconectas del mundo. Por un momento, lo exterior no existe. Cierras los ojos y estás en La Rioja, o en Asturias. Te dejas seducir por los arpegios y sus vibraciones.
Escuchas una melodía y, por un momento, la belleza de lo humano se manifiesta en su forma más pura y sincera.
Latido
Nos unimos al latir de la guitarra para convertirnos en alquimistas de nuestras propias emociones.
Nos permitimos sentir.
Escuchamos y somos conscientes de la fortuna de este hecho fugaz.
Conectamos con lo bello.
Nos damos el regalo de vivir el presente.
El concierto se acaba, pero seguimos latiendo.