Ha caído el telón y 'Tosca' vive aún entre nosotros. Así son las obras inmortales.
Por: Sara Mesa Pérez
"Animal-mujer-mitológica Tosca, eres tú quien nos guía en este drama que es tuyo y eres tú quien florece". Carta a Tosca, Ligiana Costa (Dramaturga)
En el corazón de Medellín, entre sus calles adoquinadas y el resplandor de las luces nocturnas, el Teatro Metropolitano se convirtió en un santuario de emociones, de sueños. Este año, en nuestro XXXVII aniversario, 'Tosca' dejó una huella imborrable en nuestras almas.
Primer acto: curiosidad
Con origen en el latín curiositas, la curiosidad es la intención de descubrir algo que no se conoce. En otras palabras, la curiosidad es la disposición para conocer, para sentir.
Silencio. Mirada fija en el telón. El maestro Andrés Orozco-Estrada levanta sus brazos y los primeros acordes de la orquesta estallan con fuerza.
Después, el asombro. Sonrisas, lágrimas, intriga.
En el Teatro, la palabra "curiosidad" se hizo verbo. El resto es historia.
Segundo acto: pasión
"Pasión significa padecimiento, pero eso pocos lo recuerdan salvo Cristo. Pasión, para tantos, es la hipérbole del sentimiento".
La pasión se encuentra con la tragedia, y la tragedia se encuentra con la belleza. Se necesitan, se complementan.
Observamos la maldad a los ojos, y la valentía de quien por amor la enfrenta.
Nos aferramos a sueños ajenos. Encontramos un rayo de esperanza.
El telón cae nuevamente.
Tercer acto: despedida
Se desvanece el último aplauso, se apagan las luces. Regresa el silencio.
Pero la ópera nunca muere. Sigue viva en los corazones de quienes la escucharon.
Aunque cesen las voces, aunque caiga el telón: 'Tosca' vive entre nosotros.